Pan sencillo sin Amasado: La receta perfecta para principiantes

Ingredientes y Calorías

Para preparar dos deliciosas barras de pan sin amasado, necesitarás los siguientes ingredientes:

• Harina panificable: 475 g (1715 calorías)
• Harina integral: 25 g (90 calorías)
• Agua (66%): 330 g (0 calorías)
• Sal: 10 g (0 calorías)
• Levadura fresca: 5 g o 1,5 g de levadura seca (10 calorías)
• Mezcla de semillas (girasol, lino, sésamo, calabaza, etc.): 150 g (840 calorías)

Calorías totales por barra: Aproximadamente 1327 calorías (teniendo en cuenta que esta receta produce dos barras).

Receta Paso a Paso

Paso 1: Disolver la levadura

El primer paso es disolver la levadura en agua tibia, a unos 25 °C. Esto es crucial para activar la levadura y asegurarnos de que el pan tendrá el volumen adecuado. Si utilizas levadura fresca, disuélvela bien, y si optas por la levadura seca, asegúrate de que el agua no esté demasiado caliente, ya que podría matar las levaduras.

Paso 2: Mezclar los ingredientes

En un bol grande, mezcla la harina panificable, la harina integral, la sal y el agua con la levadura disuelta. Es importante que lo hagas enérgicamente usando solo una mano para que la otra permanezca limpia. La masa resultante será pegajosa, ¡y eso es justo lo que queremos! Si la masa no está lo suficientemente húmeda, no dudes en añadir más agua. Recuerda, el agua es clave en esta receta para desarrollar el gluten de manera correcta sin necesidad de amasar.

Paso 3: Reposo inicial

Deja que la masa repose durante unos 5 minutos. Este breve descanso permite que los ingredientes se integren mejor y la masa adquiera consistencia. Tras este tiempo, toma la masa con una mano, estírala suavemente y dóblala sobre sí misma. Este proceso de doblado es un sustituto simple del amasado y ayuda a que la masa gane estructura.

Paso 4: Reposo en frío

Cubre el bol con una tapa hermética o con film transparente y colócalo en la nevera. El reposo en frío es el verdadero secreto de esta receta. Durante este tiempo, el gluten se desarrollará por sí solo, y la fermentación lenta aportará un sabor único y profundo al pan. Lo ideal es dejar la masa en la nevera durante al menos 12 a 24 horas. Si tu frigorífico es muy frío, coloca el bol en una balda superior; si no enfría tanto, colócalo en una balda inferior.

Paso 5: Formado del pan

Al día siguiente, saca la masa de la nevera. Notarás que ha crecido y ha ganado volumen. Si por algún motivo no ha aumentado de tamaño, deja que repose a temperatura ambiente durante una hora. Con cuidado, vuelca la masa sobre una superficie enharinada y forma un rectángulo. Corta la masa en dos piezas largas, que serán las futuras barras de pan.

Paso 6: Decorar con semillas

Para dar un toque especial a tu pan, humedece ligeramente las piezas con un paño húmedo y pásalas por una mezcla de semillas de girasol, lino, sésamo y calabaza. Luego, colócalas sobre una hoja de papel de hornear, dejando suficiente espacio entre ellas. Con cuidado, retuerce cada barra para darle una forma helicoidal, lo que añadirá una textura interesante a la corteza una vez horneada.

Paso 7: Segunda fermentación

Deja que las barras fermenten a temperatura ambiente durante unas 2 horas. Este segundo reposo permitirá que el pan gane volumen y estructura antes de ser horneado.

Paso 8: Horneado

Precalienta el horno a 250 °C. Coloca una bandeja metálica en la parte inferior del horno y, cuando introduzcas el pan, vierte medio vaso de agua sobre la bandeja caliente para crear vapor. Esto es esencial para obtener una corteza crujiente y dorada. Hornea el pan durante 10 minutos a 250 °C, luego baja la temperatura a 220 °C y continúa la cocción durante otros 25 minutos.

Si deseas una corteza más crujiente, una vez que el tiempo de cocción haya terminado, apaga el horno y deja que el pan repose en el interior con la puerta entreabierta durante 20 minutos.

Paso 9: Enfriar y disfrutar

Finalmente, saca el pan del horno y déjalo enfriar sobre una rejilla. El enfriamiento es importante para que la miga termine de asentarse y los aromas se concentren. Una vez frío, corta una rebanada, añade un poco de mantequilla o tu acompañamiento favorito y ¡disfruta de tu pan casero sin amasado!