¿Alguna vez te has preguntado cómo obtener ese pan artesanal de corteza crujiente y esponjosidad por dentro, como el de las mejores panaderías? Pues estás en el lugar correcto. En esta receta, te enseñaré a hacer un delicioso pan con masa vieja en cazuela.
Utilizar masa vieja es una técnica clásica en las panaderías que le da al pan un sabor profundo y un aroma inconfundible. Además, al usar una cazuela, conseguirás un horneado uniforme y una corteza espectacular. ¡Es hora de ponerse manos a la obra y descubrir cómo hacerlo en casa!
Esta receta es perfecta para aquellos que disfrutan de experimentar con la fermentación natural y reciclar la masa de panes anteriores. No necesitas ser un panadero profesional para lograr un pan de calidad superior.
Con ingredientes sencillos y una cazuela pesada, estarás listo para hornear un pan que llenará tu hogar de un aroma irresistible. Además, utilizar una cazuela en lugar de una bandeja de hornear mejorará la textura y el volumen del pan sin necesidad de vapor adicional.
Ingredientes 🍞
- Masa vieja: 100 g (si no tienes, usa 65 g de harina, 35 g de agua y 2 g de levadura) – 270 kcal
- Harina panificable: 500 g – 1820 kcal
- Agua (63-66% de hidratación): 325-340 g – 0 kcal
- Sal: 10 g – 0 kcal
- Levadura fresca: 0.5 g (o 0.2 g de levadura seca) – 2 kcal
Total aproximado: 2092 kcal para una hogaza completa.
Paso a Paso para Hacer Pan con Masa Vieja en Cazuela
Paso 1: Preparar la Masa Vieja
Lo primero que necesitas es tu masa vieja. Si tienes un pedazo de masa de una hornada anterior, perfecto. Si no, no te preocupes, puedes crear una masa vieja rápidamente mezclando 65 g de harina, 35 g de agua y 2 g de levadura. Esta masa actúa como un «mejorante natural» y no tanto como un fermentador principal, dándole a tu pan un sabor distintivo. Si tienes tu masa vieja en la nevera, sácala incluso si se ve un poco desinflada o está sin burbujas. Su magia está en su interior, no en su apariencia.
Paso 2: Mezclar los Ingredientes
Mezcla los 100 g de masa vieja con 500 g de harina panificable y 325-340 g de agua, dependiendo de cuánto líquido necesite tu harina. Deja la sal y la levadura fresca para después. La masa debe estar ligeramente pegajosa, así que no te asustes si se adhiere a tus manos. Si está demasiado seca, añade un poco más de agua, pero no en exceso.
Una vez mezclados los ingredientes, deja que la masa repose por 30 minutos. Este tiempo permite que la harina absorba el agua adecuadamente, lo que facilita el amasado posterior.
Paso 3: Añadir la Sal y Amasar
Transcurrida la media hora, incorpora 10 g de sal y la levadura fresca. Amasa la mezcla hasta obtener una masa suave y sedosa. Dependiendo de la humedad de la masa, puedes optar por amasar sobre la mesa o usar técnicas de amasado como el amasado francés, que es ideal para masas más líquidas. Si prefieres no amasar durante mucho tiempo, puedes hacer intervalos: amasa durante 1 minuto y deja reposar la masa 5 minutos. Repite este proceso unas tres veces hasta que la masa tenga una textura elástica y lisa.
Paso 4: Fermentar la Masa
Una vez amasada, coloca la masa en un bol ligeramente engrasado con aceite y cúbrela. Deja que fermente durante unas tres horas, o hasta que la masa haya duplicado su tamaño y esté esponjosa. Dependiendo de la temperatura de tu cocina, este tiempo puede variar, pero sabrás que está lista cuando la masa se vea inflada, como un edredón esponjoso.
Paso 5: Formar el Pan
Una vez que la masa ha fermentado, pásala a una superficie ligeramente enharinada. Aquí, vas a formar un «hatillo» con la masa, lo que significa que vas a doblarla suavemente desde los bordes hacia el centro. Dale la vuelta a la masa para que el pliegue quede hacia abajo, y boléala suavemente sin presionar demasiado, para no perder el aire que ha atrapado durante la fermentación.
Coloca la masa boca abajo sobre la mesa enharinada y déjala reposar durante una hora para que realice una segunda fermentación.
Paso 6: Precalentar el Horno y la Cazuela
Mientras la masa realiza su segunda fermentación, calienta el horno a 250°C. Coloca tu cazuela, con tapa, en el horno mientras se precalienta. Si la tapa de tu cazuela tiene una asa de plástico, quítala antes de meterla al horno y tapa el orificio con papel de aluminio. Este paso es crucial para lograr que la cazuela alcance la temperatura adecuada, ya que imitará el ambiente de un horno de panadería profesional.
Paso 7: Hornear el Pan
Con mucho cuidado, saca la cazuela caliente del horno. Usa guantes de cocina para evitar quemaduras. Coloca la masa en la cazuela con el pliegue hacia arriba. La masa puede haberse desinflado un poco, pero seguirá siendo ligera y esponjosa.
Cubre la cazuela con la tapa y hornea el pan durante 15 minutos a 250°C. Después de este tiempo, retira la tapa y reduce la temperatura a 200°C. Continúa horneando durante otros 40-45 minutos, o hasta que el pan tenga un hermoso color dorado y suene hueco al golpearlo suavemente en la base.
Paso 8: Enfriar el Pan
Una vez horneado, saca el pan de la cazuela y colócalo sobre una rejilla para que se enfríe completamente antes de cortarlo. Aunque la tentación de cortar una rebanada caliente puede ser fuerte, es importante dejar que el pan se enfríe para que los sabores se asienten y la miga adquiera su textura perfecta.
Conclusión
Hacer pan con masa vieja en cazuela no solo es una técnica deliciosa, sino también una manera inteligente de aprovechar restos de masa y obtener un pan de calidad excepcional en casa. La combinación de la fermentación con masa vieja y el horneado en cazuela asegura un pan de gran volumen, esponjoso y con una corteza crujiente que deleitará tus sentidos.
Animate a hacer esta receta fácil de oan artesanal con masa vieja en cazuela
¡Ahora te animo a que pruebes esta receta en tu hogar! No dudes en experimentar con diferentes tipos de harina o añadir ingredientes como semillas o frutos secos. Estoy seguro de que, una vez que lo hagas, querrás repetirlo una y otra vez. ¡No hay nada como el olor y el sabor de un buen pan casero recién horneado! ¡Anímate y comparte tus resultados!
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